La isla de Gran Canaria no es solo popular por sus exclusivas playas sino también por su corazón rural y su amplia oferta de deportes acuáticos y al aire libre. Pero no hay que desestimar su atractivo patrimonio monumental, ya que tiene el Castillo de la Luz en Las Palmas. También conocida como la Fortaleza de la Luz, es la fortificación más antigua de la provincia y tiene una gran historia encerrada entre sus muros. Supuso durante años la única defensa de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y sus ciudadanos ante los posibles ataques de piratas, corsarios y conquistadores.
Declarado Monumento Histórico Artístico en 1941, dejó su pasado bélico atrás. El Castillo de la Luz en Gran Canaria, situado en la calle Juan Rejón, en el popular barrio de La Isleta, desempeña funciones culturales. Ahora es la sede de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino y destina sus estancias al fomento de la cultura y el arte de la región.
El Castillo de la Luz fue levantado por orden de Alonso Fajardo, marqués de Vélez y gobernador y justicia mayor de Gran Canaria. Rondaba el año 1494 cuando emplazó esta fortaleza donde antes descansaban los cimientos de una antigua y modesta torre por Juan Rejón. Este fue fundador de La Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria tras su llegada a la isla en 1478 y quien ahora da nombre a la calle en la que descansa tan monumental edificación.
La elección del emplazamiento no es, ni mucho menos, casual. Situado sobre un arrecife coralino, esta fortaleza quedaba aislada de tierra firme cuando subía la marea. En la actualidad ya no sucede y está rodeado de calles repletas de turistas, edificios y el importante muelle de la Luz, puerto de tránsito entre tres continentes —Europa, América y África—, muy frecuentado por veleros, cruceros y transatlánticos de ingentes dimensiones.
El castillo se levantó en un emplazamiento estratégico para cumplir una función protectora de la ciudad y sus gentes de posibles ataques bárbaros. De hecho, durante sus primeros años de fundación, Gran Canaria tan solo contaba con este castillo como defensa. Un edificio de anchos y robustos muros que han soportado asedios de piratas de renombre histórico como el británico Sir Drake o la flota holandesa de Peter Van der Does. Eso sí, cierto es que su papel en estos dos importantes ataques, que tuvieron lugar en 1595 y 1599 respectivamente, no fue demasiado decisivo.
Esta joya monumental de Gran Canaria es uno de los grandes reclamos turísticos. Fue levantado bajo los preceptos y requerimientos del período artístico renacentista. Puedes observar que es de planta cuadrada y tiene cubos y cañoneras. Entre sus encantos está la forma de acceder a la fortaleza mediante un puente levadizo, sobre un profundo foso.
Una de las principales características a tener en cuenta y muy valorada por los visitantes es que la edificación conserva su esencia original desde el siglo XV. Y eso a pesar de los numerosos trabajos de ampliación que ha experimentado a lo largo de estos siglos y los procesos de rehabilitación y conservación. Así, conserva su particular planta cuadrangular, con muros de sillería amarilla y con vistosos torreones donde se instalaban los vigías en su tarea de mirar el horizonte y comprobar que no habían enemigos. En el interior, lo más destacado es su patio de armas con su aljibe, desde la cual se tiene acceso a las distintas estancias y galerías dispuestas en tres alturas, incluyendo las dos plantas y la azotea.
En un primer momento, este enclave fue diseñado para cumplir una función de defensa de la ciudad. Sin embargo, esta no podía ser la única protección de Gran Canaria, por lo que pronto se levantaron para el mismo cometido los castillos de Mata, San Cristóbal y San Francisco. Estos fueron integrados a las murallas de la ciudad, por lo que aseguraban en mayor grado la eficiencia de su función. Por eso, el Castillo de la Luz comenzó a estar en desuso hasta el punto de quedar prácticamente abandonado y desatendido.
Por fortuna, pronto comprendieron la importancia y el valor de esta fortaleza y decidieron darle una nueva vida. Los trabajos de restauración se llevaron a cabo en 1969, ampliándose sus dominios con un foso exterior y también con nuevos arcos. Así, fue renovado para convertirlo en un enclave de fomento del arte y la cultura, de modo que se convirtió en sede de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino. En este espacio se acogen exposiciones, proyectos de formación y demás actividades culturales diseñadas para todas las edades.
La Fundación abre sus puertas al público los miércoles por la tarde y realiza visitas guiadas por el Castillo de la Luz de forma gratuita. Se recorren sus estancias subrayando no sólo las maravillas que encierran sus muros, sino también la obra de Martín Chirino. Por si te animas, no hace falta reserva previa y, con tan solo acudir a las 17 horas a las taquillas de la fundación, podrás disfrutar de esta experiencia.
Además, hay acceso libre al recinto de lunes a sábados de 10 a 19 horas, mientras que los domingos y festivos se puede visitar tan solo de 10 a 14 horas. Si acudes a la fortaleza, puedes dejarte guiar por un experto que te explicará sus maravillas o también puedes ir por tu cuenta y confiar en la inestimable ayuda de la información recogida en los códigos QR que encontrarás en puntos destacados del recorrido.
En conclusión, Gran Canaria es un refugio perfecto para vacaciones durante todo el año. Su privilegiado clima te permitirá disfrutar de sus playas y su oferta turística también en los meses de invierno, con temperaturas medias de 20 grados. Visitar la isla también te brinda la gran oportunidad para conocer la cultura canaria, sus tradiciones y su historia.
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