Gran Canaria es un reclamo turístico por sus playas de arena dorada y negra, así como por tener un corazón rural. En su interior, a tan solo 27 kilómetros de la capital de la isla y en una pendiente de 1200 metros de altitud sobre el nivel del mar, se levanta el municipio de Ingenio. Si aterrizas en la isla le debes reservar un hueco en tu ruta, porque en Ingenio tienes que ver las auténticas raíces de su cultura, su herencia histórica y su pintoresca expresión artística. Un rincón con encanto especial a poco más de 14 kilómetros del Telde, concretamente en la Caldera de Los Marteles, limitado por el Barranco del Draguillo y el Barranco de Guayadeque, que te enamorará por sus siguientes maravillas.
La mejor forma de aprovechar la visita a Ingenio es comenzar desde la Plaza de La Candelaria, donde te encontrarás con la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria. Su construcción data de 1901, pero está levantada sobre la antigua ermita de principios del siglo XVI. Esta edificación ha sido declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento. Su arquitectura atrae a curiosos, pero los devotos van a visitar la imagen de la Virgen de Candelaria, que tiene más de 200 años.
Desde la Plaza de La Candelaria tienes libre acceso al casco antiguo. Te recomendamos hacer parada en la Casa del Reloj, propiedad de la Heredad Acequia Real de Aguatona. También puedes recorrer la ruta de los Molinos de Agua, para hacerte una idea de cómo hace siglos la ingeniería hacía la vida más cómoda a los canarios. De ahí, un tranquilo paseo por el Parque Néstor Álamo o ver la Casa de Postas pueden ayudarte a abrir apetito antes de probar la gastronomía local en algunos de los restaurantes que encontrarás a lo largo del camino.
Viajar no solo supone conocer el destino, sino también su pasado y conocer su cultura. Así, el Centro de visitantes de Guayadeque ofrece una ventana a los hallazgos en los yacimientos arqueológicos realizados en la zona. Con ello se logra hacerse una idea sobre cómo era la vida de los primeros pobladores de la isla de Gran Canaria. Es una parada obligatoria si te diriges a las Cuevas de Guayadeque, un espectáculo para los cinco sentidos.
Las cuevas naturales que se localizaron en el Barranco de Guayadeque evidenciaron que ahí hubo asentamientos antiguos de los primeros habitantes de la isla. Pero en la actualidad tienen una nueva vida. Este pedacito de historia de Gran Canaria ahora acoge un espacio diseñado exclusivamente para el deleite de los turistas. El éxito de esta reconversión es haber adaptado estas cuevas para instalar restaurantes y tiendas de productos artesanales. Toda una experiencia gastronómica a tu disposición, no solo para saciar tu apetito, sino especialmente para estimular tu paladar con la mejor propuesta de la cocina canaria.
La playa del Burrero no está tan explotada turísticamente y la mayoría de los que acuden son residentes de la isla. Zona con gran arraigo pesquero, también es un reclamo para los amantes del windsurf o el kitesurf por sus fuertes vientos, especialmente en verano. Uno de sus atractivos es El Roque, una roca de 51 metros de origen volcánico, que antiguamente al subir la marea se quedaba aislada de tierra firme y se convertía en isla. Sin embargo, un proyecto de acondicionamiento originó un enlace natural de tierra entre El Roque y la playa.
Recientemente, se ha realizado un sendero que conecta la playa con la montaña Vista Alegre, hasta llegar al mirador de San Agustín. Desde aquí hay unas impresionantes vistas al Roque coronando la playa del Burrero, así como la de San Agustín, popularmente conocida como “la de atrás”.
Una vez que has conocido la villa de Ingenio y sus espectaculares playas, también haz hueco para ver el Taller Municipal de Artesanía. Este municipio tiene unas profundas raíces pesqueras, pero también artesanas. Tanto es así, que se considera el epicentro de la artesanía de la isla, lo que ha propiciado la formación de este recinto cultural.
Dentro del trabajo de artesanía de la región hay que hacer una mención especial al calado canario. Esta delicada labor ha sido tradicionalmente una de las actividades económicas principales de la isla realizada por mujeres. De hecho, el impulso decisivo de esta técnica llegó en 1950, cuando las artesanas canarias se organizaron en una Sección Femenina para promover esta industria. Fue un éxito para estas mujeres del medio rural que demostraron que unidas eran más fuertes. Ahora el calado canario ha perdido su poder profesional, pero no su valor cultural, por lo que se sigue atesorando de generación a generación.
Esta localidad pertenece a Ingenio y debe su nombre a las plantaciones de carrizos a orillas del barranco de Guayadeque. Se ha convertido en reclamo turístico por la Iglesia de Nuestra Señora del Buen Suceso, levantada en 1907, y por la Casa Huerta del Carrizal, denominada por los lugareños como “la Casa del Obispo”, al ser una de las residencias tradicionales más antiguas de Gran Canaria.
No podrás irte de Ingenio sin hacer una parada en la Tiendita Canaria. Un rincón con encanto en el que poder comprar los productos locales estrella de Gran Canaria. Podrás encontrar desde quesos y bizcochos, hasta vinos y rones. Lo mejor es que te informarán de la historia de cada producto para que puedas valorar lo que tu paladar va a agradecer.
En conclusión, en Gran Canaria hay mucho que ver más allá de sus espectaculares playas. También hay un corazón rural espectacular que encierra los secretos del origen de los primeros canarios. Si quieres conocer Ingenio y otros puntos de interés de la isla, en Lopesan Hotel Group podrás encontrar el alojamiento que necesitas para pasar unos días memorables. Ahora que ya sabes qué ver en Ingenio, no dudes en hacerle un hueco en tu ruta de viaje.
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