Fuerteventura hoy en día es un destino turístico por excelencia, valorado por sus exclusivas playas con aguas turquesas, su corazón volcánico y sus fuertes vientos que aseguran el disfrute del windsurf o kitesurf. También supone un misterio por descubrir para los aficionados a la historia. Para ir despertando tu curiosidad, te mencionamos algunos de los datos, por ejemplo: se cree que los primeros habitantes llegaron desde el norte de África en torno al año 1000 a.C., la isla ha sido víctima de ataques bárbaros y piratería y la capital de Fuerteventura no siempre ha estado emplazada en Puerto del Rosario. Veamos con qué nos sorprende esta isla canaria buceando en la particular historia de Fuerteventura.
Puerto del Rosario es la capital de Fuerteventura, pero tan solo tiene este reconocimiento desde 1860. La segunda isla más grande del archipiélago canario fue conquistada por los normandos en el año 1404 bajo las órdenes de Juan de Béthencourt. Sus tropas se instalaron en el corazón montañoso de la isla para proteger su asentamiento de posibles ataques y así establecerse de forma definitiva aprovechando que disponían de agua dulce para sustentar actividades ganaderas y agrícolas.
Llamaron a la ciudad Betancuria y poco a poco fue prosperando, comenzaron a llegar más colonos, autoridades civiles, religiosas y militares, ampliando su radio de influencia. Pero en 1593, Betancuria fue completamente arrasada por piratas procedentes de África. Pese a los fructíferos trabajos de reconstrucción, la ciudad comenzó a caer en declive y perdió poder respecto a otros enclaves, lo que determinó que se moviera la condición de capital de Betancuria a La Oliva, luego a La Antigua y después a Puerto del Rosario, ahora uno de los principales núcleos culturales de la región.
Tras convertirse en uno de los hitos coloniales más importantes de Canarias, Betancuria continúa siendo uno de los enclaves más turísticos de Fuerteventura, pese a tener menos de 800 habitantes. El principal reclamo es ver cómo era la vida de los primeros colonos de la isla y la forma en la que se las apañaban para salir adelante en un paraje exótico. Es por eso que la visita es obligatoria al Museo de Arte Sacro y el Arqueológico y Etnográfico de Fuerteventura.
La villa colonial cuenta con reconocimiento como conjunto histórico y tiene unas vistas espectaculares a las iglesias de Santa María –primera catedral de las islas- y de la Concepción, así como a las ermitas de Santa Inés y de Nuestra Señora de la Peña y al antiguo convento franciscano de San Buenaventura. Tras recorrer sus calles te recomendamos probar los guisos típicos de la zona, como el conejo en salmorejo o el cabrito.
Por las calles de Puerto del Rosario se respira arte y cultura, pero también tradición canaria. Y encima huele que alimenta, porque su propuesta gastronómica anima el ambiente. La actual capital de la isla tiene puntos clave de obligatoria visita si estás de turismo por la región, como es la casa museo de Unamuno, en la que se recorre su obra, vida y amores tras su exilio. También el Ecomuseo La Alcogida, donde se puede ver a través de casas restauradas cómo vivían los primeros habitantes de la isla.
Durante tu paseo por la capital de Fuerteventura no olvides hacer parada en el parque escultórico que cuenta con más de 50 piezas representadas; la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que data de principios del siglo XX; o el Centro de Interpretación de los Hornos de Cal del Charco, para conocer la importancia de la roza caliza en el auge histórico de la isla.
La isla tiene una apasionante historia en sus entrañas, lo que nos lleva a destacar dos municipios de especial importancia histórica. Veamos qué nos deparan dos puntos clave señalados en el mapa de Fuerteventura.
Está enmarcada entre maravillas naturales como las Dunas de Corralejo y la Montaña Tindaya. Levantada al norte de la isla, sobre una extensa llanura, se compone por edificaciones señoriales que nos transportan al pasado. Aún se respira el poder que se experimentó entre 1836 y 1860, cuando La Oliva pasó a ser nombrada capital de Fuerteventura tras el ocaso de Betancuria por su destacada relevancia política, económica y social.
Lo más destacado para ver en La Oliva si estás de turismo es la Casa de los Coroneles, cuartel datado del siglo XVIII con arquitectura colonial; la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, del siglo XVII; así como la Casa de la Cilla, levantada en 1819 y que ahora acoge el Museo del Grano como recuerdo del pasado agrícola de la zona.
Situada en el corazón de la isla, Antigua sirve para el turista como galería al pasado, para conocer los entresijos que esconde la historia de Fuerteventura. Un punto de encuentro con la tradición y la cultura más arraigada que debe ser saboreado con mimo, por lo que se recomienda pasear por sus calles con tiempo, para así estar atento a todos los detalles.
Especialmente de su arquitectura, presentes en puntos de interés monumental como la Iglesia de Nuestra Señora de Antigua o el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Eso sí, lo que quizá acapare todos los flashes sea el Molino de Antigua, protagonista de la cultura de la zona por ser símbolo de su economía tradicional y fuente de sustento de las familias que moraban la isla, hasta que en la década de los 60 comenzó a explotarse el turismo como principal motor económico.
Como has visto, las islas Canarias ofrecen mucho más que playas exclusivas, paisajes de ensueño, un clima privilegiado y una oferta de ocio única. También suponen una oportunidad de adentrarte en su apasionante historia y conocer cómo sobrevivió su pueblo a los ataques de piratas y corsarios, como sucedió cuando la capital de Fuerteventura bailó por casi toda la isla hasta establecerse finalmente en Puerto del Rosario.
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